El cine es un espacio de identificación, de educación, de industria y de arte. Y todo eso, está dentro de este blog.

domingo, 12 de junio de 2011

Drácula de Bram Stoker, de FF Coppola



Una frase muy famosa de Coppola dice que “sólo dos personas pueden hacer lo que quieren, Spielberg y yo: él porque tiene el talento y yo porque tengo el dinero”. Si bien lo del talento es discutible ya que Francis no es precisamente carente de él, es un hombre que tiene una visión muy particular sobre el cine, lo cual lo ha conducido a grandes éxitos y a colosales fracasos pero nunca comprometiendo a la historia que él quiere contar.

El hecho de que sea guionista también agrega mucho a esta idea del relato audiovisual y a los recursos que quiere usar. Es la adaptación más fiel a la novela de Bram Stoker y sin embargo la supuesta historia de monstruos se convierte frente al espectador en una apasionada y melodramática historia de amor, en donde la reencarnación es tan maldita como los amantes.


En cuanto a estética, se nutre de lo más poderoso del Expresionismo Alemán, donde las sombras son un personaje más y funcionan como una pista de lo que va a ocurrir y de la ambigüedad de los personajes. Ya no existen tanto las víctimas y los victimarios porque todos están ahí bajo su propia ley. 

Gary Oldman encarna a un Conde nostálgico, en quien los años han dejado huellas casi irreparables, que se ama y se desprecia al mismo tiempo y es su sangre de conquistador la que lo lleva a buscar irse de su castillo hacia Londres. El joven Jonathan Harker (interpretado por Keanu Reeves) se ve envuelto en situaciones de misterio y en las que es presa cuasi sexual de las mujeres del Conde, fiel a lo que pide el subgénero de esos personajes. 


El resto del casting lo completan la especial Winona Ryder como Wilhemina y el genial Anthony Hopkins como Van Helsing. Coppola tuvo la brillante idea de completar el libro, sus cartas y fragmentos de diarios íntimos con una introducción a quién fueron antes en vida y con eso instaló en cine la idea del vampiro que quiere vincularse con la vida y no con la muerte. 

Imperdibles las secuencias del prólogo y de la llegada al castillo de Transilvania. Para suspirar y tener un poco de pena por lo incomprendidos de los supuestos monstruos.


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