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jueves, 30 de junio de 2011

"Los Grandes del Cine" Sexta extrega: Clint Eastwood parte 1




Éste post estará dividido en dos: en las etapas iniciales y luego en el momento en el que empezó a tener reconocimiento por su carrera y su obra tanto frente como detrás de cámara. Claramente, no están todos sus films ya que sería casi insoportable leerlo en formato de blog pero espero que disfruten tanto de este estudio como yo preparándolo.



Clint Eastwood tiene su peso propio. Ha sabido ser el cow boy absoluto y el director más intenso y hoy, en breves líneas haremos un repaso por su carrera, por lo que ha hecho por esta industria del cine y por lo que pensamos que todavía nos queda esperar de él.

Es originario de San Francisco y luego de haber servido en el ejército pudo pagar sus estudios en la escuela de arte dramático de Los Ángeles.

Si bien por esta época tenía contratos con Universal por 76 dólares semanales y se la pasó rodando de extra, su gran oportunidad la obtuvo cuando se calzó el sombrero y las pistolas y se convirtió en el hombre que “siempre tiene sol” (nadie puede negar que estando en el caballo o sobre sus patas, el hombre ostenta el mismo gesto. El gran paso lo dio con una película de Sergio Leone “Por un puñado de dólares” y la leyenda se calzaba las espuelas.

Siendo una joya del cine y que ha marcado un hito por romper tantos lineamientos del western clásico para convertirlo en un spaghetti western no resulta raro que haya impulsado la carrera de ambos. Ya el héroe no defiende la justicia a capa y espada, si no que espera, se convierte en un solitario y cuida su actitud y conveniencia antes de estar abogando por el resto.

Con su estampa inolvidable, su construcción del personaje rudo, de pasado desconocido, parco y bastante irónico no nos abandonan en la memoria y él tampoco ha logrado librarse de ellos.

Con los éxitos que cosecharon sobre todo en el viejo continente, director y actor se enfrascaron en el siguiente proyecto: “Por unos dólares más”. Convengamos que no es una saga en cuanto no continúa la historia pero todos la conocemos como parte de una trilogía. Eastwood aquí es el Manco, un cazarrecompensas que poco le interesa la justicia pero vive de los premios que ésta entrega por sus ladrones. La historia está partida en dos, con un coronel que vive de lo mismo pero busca otra venganza. La verdad es que el drama está en la mesa, la música de Ennio Morricone nos sigue armando la historia y es una de las piezas fundamentales del cine.

El triángulo se completa con “El bueno, el malo y el feo”. Mientras Eastwood trabajó bajo las órdenes de otro maestro italiano como Vittorio de Sica en “las brujas”, la nueva entrega con Leone ya se estaba gestando.

La historia es conocida y es una de las que mejor funciona ya que son los amigos que quieren engañar a la justicia y salvar a la víctima de la horca antes del sapazo. Con detalles históricos que nos llevan a la Guerra de Secesión, la ambientación a veces opaca el argumento y nos regalan varios minutos de más sólo para explicar el punto de vista que tenía el director sobre el conflicto bélico.

“Cometieron dos errores” sería la próxima entrega pero ésta vez ya sería con su productora. A partir de ese momento, Eastwood se desentendió de los grandes estudios y pudo trabajar a su gusto en los proyectos que aparecían. Otra vez con el enfoque mucho más violento que los usuales y tradicionales westerns, mostrando a unos matones que dan por muerto a alguien que luego se salva. Así, la venganza vuelve a ser el centro del relato. Si bien la película no es mala, si se sigue cronológicamente la carrera del actor, realmente hay una pérdida de calidad. Tal vez mucho tiene que ver con el cambio del director y que las influencias del nuevo encargado del proyecto eran más bien televisivas. Lo cierto es que mucho de lo monumental de las otras películas se pierde aquí ya que sin llegar a ser mala, es bastante olvidable.

“La Jungla Humana” llega en 1968 que fue la primera película que hizo junto a Don Siegel. También fue la primera vez que Eastwood trabajó como guionista. El estilo del director, escueto siempre en recursos pero bien utilizados y el sentido del humor del que siempre ha hecho gala, muestra unas elipsis y saltos que para la época eran bruscos pero hoy no dejan de ser geniales.

En 1971 llegaría su clásico “Harry el sucio”. Éste thriller que tiene como protagonista al mismo asesino que “Zodíaco”, terminó de convertir a Eastwood en un símbolo del “tipo rudo”.

Al momento de estrenarse fue un éxito ya que la situación en Estados Unidos respecto a la violencia e inseguridad terminaban de hacerlo actual. El planteo de la justicia por mano propia se hacía muy presente y la idea de que una ley que deja escapar a un asesino, está fallando, hacen de este personaje de los más crueles y, al mismo tiempo, de los más fanáticos.

Joe the kidd de 1972 marca el retorno del actor al lejano oeste, esta vez bajo la dirección del incomparable John Sturges. El problema de comunicación o de posibilidades de ensamblar la idea de uno con el otro hizo de este proyecto que pudo haber sido brillante, un bodrio sin medidas pero sin embargo le llevó muchos dólares al bolsillo.

“Fuga de Alcatraz” llegaría después. Tengo que respirar profundo antes de hablar de semejante película (sin duda una de mis favoritas de Eastwood) porque es de nuevo de la mano de Don Siegel de donde llega a esta excelencia increíble.

La historia narra la fuga de tres hombres de la prisión de alta seguridad más famosa de Estados Unidos. Si bien el hecho era la odisea por la que debían atravesar en orden de poder articular el escape, los personajes enigmáticos que cuentan la misma.

Con un silencio que es muy sugerente, Eastwood construye a este personaje brillante y observador, siempre dispuesto a recuperar la libertad. De su vida en cautiverio y de su relación con el resto de los “gremios” allí dentro se terminará esbozando el plan y es expuesto con tanta crueldad que uno se imagina los miles de problemas y los costos que tendrá antes de que empiecen a ejecutarlo.

Como esta nota se pone cada vez mejor, ahora tengo la chance de hablar de “Los Imperdonables”. Ésta vez Eastwood es quien está tras la cámara y nos lleva a un western totalmente diferente, de hecho hay veces en las que creo que fue una pieza que renovó totalmente el género.

Los seguidores de la carrera del director, actor y productor saben que el guión le había llegado diez años antes de que empezara a filmarla. Esto se debió a que quería madurar el proyecto en su cabeza y madurar él físicamente para poder también interpretarlo.

En ésta genial entrega, Eastwood es un ex pistolero que a causa de haber perdido a su mujer, se aleja de la mala vida pero es su nombre el que trasciende y un día golpean su puerta para que asesine a dos hombres por mil dólares. Esto sella el pacto.

La vuela a ese mundo que ha cambiado y que ya no es el suyo se presta muy bien para el planteo de mezclar estilos visuales para que por más que estaba dedicada a Sergio (Leone) y Don (Siegel), no fuera un homenaje, si no un resultado post influencia. La forma en la que el personaje va tornándose cada vez más similar al que era y es ésta colosal transformación la imagen que más recuerdo de esta película.

Si bien los muy merecidos aplausos se los llevó Gene Hackman como el sheriff, la interpretación de Eastwood hace que el resto de la trama funcione. Además, no podemos dejar de lado a Morgan Freeman, que siempre hace de sí mismo, pero que en esta película encaja muy bien.


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