El cine es un espacio de identificación, de educación, de industria y de arte. Y todo eso, está dentro de este blog.

miércoles, 31 de agosto de 2011

El Padrino, de Francis Ford Coppola


La primera entrega de ésta famosa y monumental saga terminó de formar tal imaginario fílmico que es difícil pensar que alguien no la haya visto. Por otro lado, es del grupo de películas que resulta muy difícil criticar, ya que tiene la mística de ser de los cuentos audiovisuales más renombrados. 

Basada en una novela homónima de Mario Puzzo (advertencia: uno la cierra y sale hablando en italiano), cuenta la historia de las organizaciones mafiosas (familias) en la ciudad de Nueva York post guerra. Tiene la particularidad de combinar elementos del cine clásico con muchos elementos posmodernos: tenemos todos los valores y la moral y la manera en la que combinamos generaciones. Lo posmoderno es el punto de vista porque si el género madre es el Western, y si consideramos que deviene en el policial, el cine de gangsters es lo más revitalizador ya que cambia el punto de vista. 

Cuando la familia Corleone se encuentra con el ofrecimiento para entrar en el negocio del tráfico de drogas, lo rechaza porque el jefe de la familia, Vito, cree que es demasiado sucio. Así es como se inicia una guerra abierta, a plena calle, por cazar el poderío e influencias de esa familia ya que el resto cree que el jefe ya no tiene autoridad.


Con magistrales presentaciones de personajes, vemos a un Marlon Brando silencioso, pausado y encantador como un hombre que ha respondido por los suyos, que construyó su imperio y tiene que analizar en quién deja las riendas. ¿Candidatos? Sus tres hijos: uno violento y sanguinario, otro sin carácter ni inteligencia y otro que nunca quiso involucrarse en los asuntos familiares. Sin mencionar a un consejero que no es respetado por no ser italiano. La lógica del ghetto ante todo. 

Con tomas nocturnas e interiores en su mayoría entrevemos el código, los cuidados y la vida en sombras. Aparece un chaleco con un pez, una mansión que se enciende con los gritos de un hombre que duerme con una cabeza de caballo y hombres que besan la mano de otro y te dejan afuera del mundo que sólo lograste espiar por un rato.

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