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martes, 16 de agosto de 2011

El último rey de Escocia


El film intenta ser un retrato de Uganda bajo la “tutela” de Idi Amín. Con un Forrest Whitaker inmenso, el personaje principal sigue siendo James McAvoy como un doctor que recién ha obtenido el título y será quien termine haciendo de narrador involuntario.

La idea es que este dictador ha tenido apoyo del mundo entero, no por nada el médico decide irse a misionar allí, (en realidad le servía de excusa para estar lejos de su familia) y que será la osadía de un adolescente la que terminará uniendo a ambos personajes.


Como casi todos los que han sabido ser así de importantes, tienen una personalidad entre egocéntrica y perversa que horroriza pero atrae a las personas y en este sentido el personaje del doctor vendría a ser como un catalizador entre la realidad y esa figura inmensa.

Si bien tiene el juego de palabras del título, en el que proclama Emperador del mundo entero, al principio divierte a Nicholas, el doctor, pero luego la soga se va cerrando en su cuello.


La fotografía va cambiando mientras acompaña a la metamorfosis del personaje de Amín, quien tomó el gobierno con apoyo popular pero luego se convirtió en el tirano que los atormentaba.

Es importante tener en cuenta que no es objetivo de este film mostrar los hechos tipo documentales, si no pintar a un personaje como lo ve otro, que será lo que prime para el espectador. Si bien hay hechos históricos, se busca la construcción de un relato cercana al thriller por sobre lo histórico.

A medida que el doctor va perdiendo la ingenuidad, el film se hará cada vez más violento y con escenas que se quedarán marcadas a fuego en la memoria de la audiencia. De todas maneras, deja el mensaje claro de que “del polvo venimos y hacia el polvo vamos”. Nada dura para siempre, ni el odio, ni el déspota…pero se llevan muchas víctimas en el camino…

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