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lunes, 26 de septiembre de 2011

Los Grandes del Cine: Décimo Segunda Entrega “Ridley Scott”



Sir Ridley Scott no necesita mucha introducción pero si lo tuviera que presentar diría que es “el hacedor de éxitos” ya que me ha quitado el sueño con un Alien, ha construido un policial negro increíble de humanos versus androides, es el responsable de que Russel Crowe grite su nombre en el Coliseo y el que volvió a traer a Hannibal a la pantalla. Es el hombre que se atreve y empuja los límites y los resultados están a la vista.

En 1977 su primera película es estrenada. Con “los duelistas”, adaptación de una novela de Joseph Conrad, empezaría esta travesía por la creación de ambientes. Así es como uno de sus sellos es que no necesariamente se recuerdan sólo líneas de guión o desempeño de actores, sino ambientes, tensiones y atmósferas latentes en el espectador.

La idea de la historia es demostrar el honor y la psicología de la guerra. Después de todo, un hombre que vive en guerra no es un hombre común: ha cortado los lazos con la sociedad y algo que nace de una situación aparentemente sin importancia, tendrá proporciones épicas por lo que para los protagonistas significa el duelo. Aquí los ambientes nos llevaron a éstas situaciones tensas, sobre todo por el gran Keitel en su disciplina militar y su comportamiento vicioso. Vale aclarar que la banda sonora tiene en vilo constante al espectador, más allá de lo que pasa en pantalla.

Pero sería en 1979 donde dejaría una marca imborrable en el imaginario fílmico. “Alien” llegaba para crearnos pesadillas y un ambiente tenso y claustrofóbico constante.

Cuando se crea un espacio semejante y los personajes no son particularmente brillantes ni dotados de una fuerza descomunal, sino simples trabajadores, las máquinas y androides pueden llevarlos hacia algo mucho más siniestro y letal que lo imaginable. ¡Cuántas veces hemos saltado cuando un jadeo fuera de cámara aparecía! ¿Quién puede superar esas persecuciones de la Teniente Ripley en ropa interior? Trasgresora y brillantemente relatada: Ripley tenía su primera obra inmortal.

En 1982 llegaría la segunda. Basada en la novela de Phillip Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Veríamos a Harrison Ford en un policial negro estilo los 40s, en una apocalíptica ciudad asechada por cyborgs que violaron el código que los mantiene lejos de la Tierra.

El film contiene una filosofía preciosa sobre la responsabilidad del Hombre como creador y de cuál es su rol como juez. Un monólogo final casi shakespeareano nos da en la tecla para ese sabor amargo de todo buen policial.

La estética y los ambientes, de nuevo, funcionan de manera brillante. Los conflictos de los personajes son llevados por cómo se visten, por cómo exageran su maquillaje en el momento de quiebre y porque nada sobra ya que todo es reutilizado luego (lo cual es perfecto, porque toda la historia cierra. Convengamos que es lo más difícil en la ciencia ficción: que ese mundo paralelo no tenga fisuras). Dan ganas de no encontrarse ningún pajarito de Origami.

En 1985 se estrena “Legend”. No fue su mejor film y debe considerarse que Tom Cruise no era, probablemente, el mejor actor para hacer el personaje principal.

Aquí somos llevados a un mundo de ensueño que poco a poco sube la tensión para demostrarnos lo cerca que está del caos constante y que una princesa hablando en el bosque no siempre llega a ser Disney. Con una idea bastante expresionista en el uso de las luces y de los seres “diabólicos” la leyenda invade la pantalla y un mundo extraño y siniestro nos encanta. Repito que no es la mejor de sus obras, pero el ambiente y el maquillaje siguen siendo fascinantes.

En 1987 llegaría “la sombra del testigo”. Aquí volvemos a la Tierra y a algo más tangible con un thriller policial que vuelve a la dicotomía del personaje de Harrison Ford en “BladeRunner” entre el amor y el deber. Otra vez se ven rasgos del cine policial negro y sus ideas misóginas en cuanto la mujer es siempre la causa de desdicha y problemas para el hombre. La secuencia de títulos son el Standard de jazz sonando de fondo, ver la Nueva York desde el aire y una voz masculina nos canta un tema absolutamente femenino…pero qué bien queda con la historia.

En 1989 llegaría “Black Rain”. Ésta vez nos lleva a Japón persiguiendo a un mafioso y a sus ajustes de cuenta. Mientras la policía americana debe ir porque uno de los involucrados es un residente estadounidense. Las cosas se mezclan y los métodos se copian.

En 1991 llegaría otro clásico. Con “Thelma y Louise” se crearían más imaginarios que lo pensado y sería una piedra fundamental del movimiento feminista.

Cuando dos mujeres se van un fin de semana para huir de sus sórdidas realidades, una noche de alcohol las lleva a matar a un hombre para evitar una violación y es a partir de allí donde se desarrollará una serie de aventuras y persecuciones para hacerlas ir a juicio por asesinato.

Amén de saber que ese mítico final de cabeza al Gran Cañón y del hecho de que la violencia femenina se paraba frente a la masculina con la misma prepotencia, esta road movie nos ha mostrado seres humanos, imperfectos, errantes.

Un año más tarde nos llegaría su siguiente proyecto. 1492: Conquista del Paraíso, nos lleva a los tiempos de Cristóbal Colón, de cuánto había insistido en su búsqueda por ese camino a la India y culmina cuando esa travesía empieza. Digamos que es un resumen al estilo “el resto es historia”.

Sin ahorrarnos un poco de morbo, nos muestra a la Conquista de América como una sucesión de muertes y violaciones a cualquier código ético. Colón vuelve a ser encarcelado.

En realidad lo que funciona bien del relato es la persecución del espejismo que para ellos significaba la India y lo que le pasa al espíritu cuando descubre que ha llegado a otro punto, que su teoría no era correcta y que tantas horas de sueño se convirtieron en un simple delirio.

En 1996 filmaría “Tormenta Blanca”. La idea era una escuela de navegación en la que los chicos se pasaban todo un verano en alta mar para desarrollar conceptos como el respeto, la disciplina y la camaradería. Mientras va pasando el film, vemos como el grupo se fortalece, sobre todo considerando que suben al velero a capa caída y con sus problemas. Todo parecía tranquilo hasta que los agarra una tormenta blanca en el medio del mar. El film es bueno, cuenta con Jeff Bridges y un jovencísimo Ryan Phillipe. No será un film para remarcar, pero cumple.

En 1997 vuelve a la temática feminista cuando la contrata a Demi Moore para el rol de la marine “G.I. Jane”. Si bien pocas veces la hemos visto pelada, la actriz cumple con esa idea de que puede ser una magnolia de acero y plantarse frente al resto con autoridad y fuerza.

Mostrando una metamorfosis en el personaje en el que se empieza viendo a una joven con sueños de marine, que de a poco se convierte en algo andrógino, masculinizada y disciplinada, después de sufrir todo tipo de insultos y que la rebajaran.

En el 2000 llegaría otro mito ya del 35 mm. Esta vez con Russe Crowe a la cabeza y el Coliseo Romano detrás. “Gladiador” cuenta de una forma un poco romántica, de qué se trataba esto del Coliseo que aparece como entretenimiento y como una forma de luchar por la libertad. Un hombre que no debía estar ahí y que busca la forma de escapar para poder vengar la muerte de su familia y sobreponerse a los celos de un hijo rechazado por su padre que siempre lo amó más a él.

La estética maneja una gama cromática fría en la primera parte y mucho más cálida a medida que la tensión sube. Está como marcando cada vez que él se enoja, cada vez que los recuerda, cada vez que quiere imponerse frente a todo lo demás y sólo asesinar. La muerte llega en forma de catarsis y la búsqueda culmina. Siempre fue un soldado de Roma.

En el 2001 tomaría las riendas de la secuela de la renombrada “El silencio de los inocentes”, para volver a ponerle un bozal a Anthony Hopkins en “Hannibal”. La idea es que el relato busca la venganza de una de las víctimas que no digiere lo que le ha hecho Lecter.

La cacería así empieza y el círculo empieza a cerrarse con una relación entre el doctor y Clarise que cada vez tiene un tinte más romántico y a la vez sádico. El uso de las cartas, del perfume, de esa tensión constante en la que todo el mundo se siente presa y cazador, la historia cae frente al espectador en ríos de sangre.

En el 2001 llegaría la genialidad de “La caída del Halcón Negro” en donde el espectador se convierte en soldado, entra al campo de batalla y el miedo y la psicosis lo invaden. Así es como un operativo que tenía que durar no más de media hora se extiende, los “malos” están vestidos comos civiles y son imposibles de identificar y frente a uno se mueren miles de personas que son sólo rehenes de la situación.

Un relato crudo, claustrofóbico. De los mejores films de guerra que vi en mi vida.

En el 2003 llegarían “Los Tramposos” que son unos estafadores de poca monta que se encuentran un día con que uno tiene una demencia y no tiene más medicina. Así los hechos se van relatando con gags un poco sencillos en los que el terapeuta receta cosas que no van al caso, que él le miente sobre su vida. Así es como termina teniendo una supuesta hija, que se planea un robo, que todos están metidos… un poco muy Guy Ritchie.

El 2005 lo volvería a llevar a escudos y espadas con “Cruzada”. Lejos de ser una historia épica como “Gladiador” ésta película habla de la fe, de las atrocidades que se han hecho en nombre de Dios y de cómo la tierra santa puede volverse pagana según se la mire. La Resistencia no es una disciplinada compañía, está encabezada por un simple herrero y el gobernante está muriendo de lepra. La búsqueda, en realidad, del personaje es conseguir el perdón divino para su mujer que se ha suicidado y para él que ha asesinado al cura que decapitó su cuerpo para que no pueda resucitar y que profanó su tumba para robarle la cruz que tenía el cuerpo.

En el 2006 incursionaría de nuevo en la comedia con “Un buen año”. Russel Crowe es un corredor de bolsa que hereda un viñedo de su tío Henry. Así es como llega con la intención de venderlo y se encuentra a sí mismo, a una supuesta hija legítima y por ende heredera, y la nena que jugaba con él que se ha convertido en todo lo que él buscaba. Cumple, pero es como que me encariñé cuando hace cosas increíbles y se lo pido siempre cuando pago la entrada por más que sea humanamente imposible serlo siempre.

En el 2007 llega con American Gangster. Es una biopic sobre un traficante y su cazador al mejor estilo de Javert y Valjean. Denzel Washington aparece como la mano derecha de un mafioso que es asesinado y deja libre su lugar. Russel Crowe es un policía descastado que nadie comprende, tal vez demasiado soñador que es honesto y estudia por las noches y su familia entera parece desmoronarse frente a él.

Trabajando la historia como paralelas, preparando el terreno para que el espectador se shockee cuando finalmente se vean, podemos ver a Ali boxeando y a los dos en la misma habitación. No cara a cara pero como claro principio del fin.

En el 2008 Russel Crowe vuelve a participar en uno de los films de Scott, llamado “Red de Mentiras.” Junto a él y a Leonardo DiCaprio vamos despacio metiéndonos en el medio oriente, para establecer buenas relaciones. Así es como uno es agente de campo y Crowe sólo come y disfruta de la política en Washington. La verdad es que la estrella de la película es, a mi criterio, Mark Strong, que hace de un jefe estricto, no mafioso pero por poco. Que pregunta casi nada y tiene un código estricto. Creo que al final le faltó un poco de fuerza, pero el film cumple.

En el 2010 y siguiendo si hacer casting, vuelve a llamar al señor Crowe. Tal vez se lo pudo haber guardado considerando que estamos un poco grandes para vivir en calcitas, pero sí ahora era Robin Hood. En una adaptación que estaba ligeramente inspirada en el texto original, vemos a un Robin más rudo, más descastado, más solo y terriblemente más viejo. OK, sí, tiene buen vestuario y ese aura grisácea que tan bien les queda a las películas épicas pero el film es realmente de lo peorcito de su filmigrafía.

Por suerte seguirá sorprendiéndonos: está preparando una precuela de Alien con un elenco de lujo que nos va a contar cómo los huevos llegaron ahí. Además, se viene una secuela de Blade Runner. No sé ustedes, yo no me las pierdo. ¡Salve, oh, Sir Ridley! ¡Que lo seguiremos a donde usted filme!


Características recurrentes
Uso de la violencia

El paradigma de la búsqueda de la libertad

La superación de sí mismo: el personaje se prueba frente a una situación demostrando que puede hacerlo

Experiencia sensorial: crea espacios en los que el espectador cae en el estado de los personajes. Así tenemos miedo y claustrofobia en Alien, estamos con la piel de gallina en Gladiador y nos llenamos de rabia y de coraje con Thelma y Louise.

Sincronización con la banda sonora. Suele terminar de crear el ambiente. La elección hace que se subrayen las situaciones, sobre todo las tensas.

Ediciones de “corte de director”. Ésta modalidad la creó él y la tiene para casi cada una de sus películas. Es su estilo: mostrar que además de producirse, el hombre puede reinventarse.

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