El cine es un espacio de identificación, de educación, de industria y de arte. Y todo eso, está dentro de este blog.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Ladrón de biciletas, de Vittorio de Sicca



La primera vez que vi esta película me sentí como si toda la esperanza en el mundo no existiera más. Después de tantos años del relato clásico donde los buenos tenían buenos resultados y los malos tenían lo que se esperaba, de repente este cine va mucho más allá y te retrata el lado b. El lado b de todo: de que las historias son más ambiguas y menos cerradas de lo que parecen. Si a esto sumamos que es un cine posguerra, sabemos qué pensaban ellos del mañana. 

El Neorrealismo Italiano nace como una respuesta al cine promovido por Mussolini donde se mezclaba el melodrama con situaciones cómicas y lo que este momento quiere mostrar es que no hay una postura tan feliz en un país que perdió la guerra y donde la situación social es terrible. Y transformó el cine. Ya no es la historia de un personaje, sino un melodrama social, ya no es una introducción, nudo y desenlace, sino episodios en la vida de alguien, porque nadie puede conocer todo sobre otro. Ya no se trata de sets armados, sino que la cámara sale a la calle y te muestra la crudeza de lo que podemos hacernos sin edulcorarnos nada. 


Para apoyar esta idea, los actores involucrados no son profesionales y algunos rasgos documentales como ser el hecho de que el personaje cuelga un afiche de Gilda, como para situar en tiempo y espacio o el momento en el que venden las sábanas y un paneo nos muestra cuantos más han tenido que hacer lo mismo.

Antonio tiene que mantener a su familia, como muchos otros italianos, y van buscando trabajos diarios para poder sostenerse. La bicicleta es la posibilidad de trabajar y de darle de comer a su familia pero en el primer día de trabajo, le roban su bicicleta.En una desesperante búsqueda a lo largo del día, encontrará y perderá la bicicleta, se encontrará con la traición y caerá tan bajo como puede.

No sólo es la miseria y el retrato de una época lo que duele de este film, sino también el hecho de que sean los niños testigos de esto. ¿Seguirán siendo niños después de conocer esta cara del mundo?

Para llorar a moco tendido pero es realmente inolvidable. La calidad y profundidad humana que tiene es infinita. 


2 comentarios:

  1. Hola Patricia, te felicito por tu excelente elección y por tu acartadísimo comentario.
    De Sica es mi director italiano favorito
    -prefiero el cine de De Sica, de Luigi Comencini y de Mario Monicelli que el de otros realizadores de más renombre, con obras que no aguantan bién el paso del tiempo, por demasiado largas y autoindulgentes como son Visconti, Fellini y Pasolini- es una opinión personal que admite grandes excepciones como "Otto e mezzo" e "Il gatopardo"; Pero el cine de Vittorio De Sica lo veo con tanto agrado y me toca tanto la fibra sensible como el de Charles Chaplin.

    Esta cinta que comentas es una maravilla, es preciosa y triste a partes iguales. Muy crítica también con las secuelas de una postguerra.

    Muchos abrazos y besos.

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  2. Hola Xavi! Entiendo perfectamente lo que decís. El tema de la crítica me parece crucial al hablar de esta película porque no hay que olvidarse que el cine típico tragi cómico que nosotros relacionamos con el italiano era el de Mussolini, que lo usaba para distraer a la gente de la realidad del país y de la guerra. Por eso me indigna tanto "La Vida es Bella", porque pensar que se cuenta el Holocausto Judío con esos códigos es una falta de respeto importante.
    Respecto a los demás directores...tengo la teoría de que hay tres categorías de películas: las buenas, las malas y las intocables. Mucho de esto del renombre cae en lo intocable porque por más que no me aguanto casi nada de Fellini, cada vez que veo la escena de la Fontada di Trevi, me despierta tanto amor como cuando escucho "as time goes by". Hay cosas tan instaladas en el imaginario fílmico que siempre me provocan algo. La strada me encanta, de todas formas.
    Al buscar más realismo, De Sicca perdura más...Guerra o no guerra, no hemos cambiado tanto.

    Un saludo enorme

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