El cine es un espacio de identificación, de educación, de industria y de arte. Y todo eso, está dentro de este blog.

domingo, 10 de junio de 2012

"Los grandes del cine" Décimo Novena entrega: Sydney Pollack




Sydney Pollack empezó sus días de director después de haberse dedicado muchos años a entrenar actores. Siendo un actor digno sin ser brillante, ha logrado las mejores performances de sus castings y como consejo a todos los directores que recién empieza siempre tiene en mente el que hagan un entrenamiento en actuación, de otra manera nunca van a aprender a dirigir actores. 

En su haber tiene 36 trabajos como director entre TV y cine y ha producido más de 44. Nada mal para alguien que aprendió de técnica muy sobre la marcha. Y tuvo un buen instinto. 

En la entrevista a cargo de Laurent Tirand, por ejemplo, Pollack cuenta que filmó África Mía/Memorias de África no para pantalla ancha porque era el auge del video hogareño y no quería que el espectador perdiera calidad. 

Oriundo de Indiana, estudió en Nueva York. También estuvo en el servicio military y luego en Los Ángeles empezó a dar clases. Sería su amigo Burt Lancaster quien le insistiera que intente con la dirección. Empezó en la television con un ciclo sobre Hitchcok y una serie llamada “El Fugitivo” y seis años más tarde llegaría su primera película para cine. 

Pero eso no ha sido todo: no importó su éxito detrás de la cámara. Creo que él nació actor y era donde mejor se sentía, razón por la cual ha continuado con su carrera como actor también. Por una cuestión de extensión, en este post hablaré solo de sus films para cine como director. 

Un dato más: fundó Mirage Enterprises con Anthony Minghella (quien ya estuvo en esta sección). El último film que produjeron juntos antes de morir fue “El Lector”, que también llegó a ser nominada como “Mejor película”. 

1965 La vida vale más 

Su debut fue de la mano de Anne Bancroft y Sidney Portier en el drama “La vida vale más” de 1965. Portier es un voluntario en la línea para crisis de Estados Unidos cuando recibe una llamada de una mujer que dice que ha sido drogada y que van a matarla. A partir de esto, se irán conectando e intentando rastrearla para salvarle la vida. 

Inspirada en hechos reales, la película logra construír ese halo de tensión y dramatismo mientras la policía emprende la búsqueda de esta mujer y su marido. 

Como siempre, lo que distingue a este film de muchos otros es la construcción psicológica que hace Pollack de los personajes y cómo los va llevando frente al espectador. De esta manera como espectador uno se siente testigo y que llega a comprender el conflicto. Sentir empatía con los personajes es sencillo si entregan lo que ellos han entregado. 

Si bien tiene momentos, no es una gran película pero es una ópera prima para tener en cuenta y muy digna. 

Un año más tarde se daría su primera película con su amigo (esta dupla la verán más adelante esta semana) Robert Redford y con Natalie Wood en “Propiedad Condenada”. 

Una adaptación de una obra de Tenesse Williams nunca es simple, pero si se considera que el que estaba a cargo era FF Coppola, se imaginan que se puede esperar un producto de calidad. 

La historia está construida como un flash back en donde la hermana de Alva cuenta la historia. Claro, todo se resume al momento en el que llegó Owen y cambió su vida para siempre. 

Mientras él viaja por todo el país despidiendo gente (época de la Gran Depresión) se encuentra con esta chica que vive tejiendo castillos en el aire, que quiere ser amada y salir corriendo de ese lugar pero siempre parece sólo llegar hasta la estación de tren. 

Con un collar de perlas falsas que no se saca ni siquiera para bañarse, Alva aparece como esa figura que es casi un fantasma y que él se niega a amar. 

Es un buen drama. Si bien todos criticaron que el final es abrupto, creo que se concentraron en la historia de Alva, sin darse cuenta lo terrible que es que Willie esté con el mismo vestido en las vías del tren. No importa lo que intenten hacer, no solo no salen sino que la historia se repite… 

En 1969 trabajaría con Burt Lancaster en “La Fortaleza”. Este film bélico nos sitúa en un Castillo abandonado por todos menos por el dueño del castillo y su hermana, nos muestran cómo la guerra ha llegado a todos y cómo de eso no se puede escapar. 

En ese imponente escenario se da una batalla en la que parecen asediados y con todo en contra. Los espacios se tornan oscuros y claustrofóbicos y acá no hay un soldado con una batalla elegante. Acá hay sangre y, como tal, se derrama. 

En 1969 llega una película imprescindible de la filmografía de Pollack. Danzad, malditos, danzad aparece como un terrible concurso de baile en donde el espacio tiende a encerrar a los personajes en este fatídico y desesperado movimiento que parece más de resistencia que de disfrute y cuya decadencia no tiene fin. 

Mientras utiliza la metáfora del asesinato como forma de terminar con la miseria de un caballo, va exigiendo a los personajes un grado de desgaste que uno no puede menos que empezar a revolverse en la butaca o en el sillón por la incomodidad. Pero, como si eso fuera poco, el verdadero foco está en las relaciones porque así como el anfitrión busca que sus espectadores sólo tengan un buen show, habrá celos y muchos sentimientos más batidos a tempo. 

Mientras tanto, la pista frente a nosotros empieza a transformarse en una arena… 

En lo narrativo no puede dejar de admirarse su mano para utilizar el flash forward. 


En 1972 volvería a trabajar con Redford en el gran western “Las aventuras de Jeremiah Johson”. La historia del hombre que quiso dejar su pasado y para eso vivir en las montañas que de repente se encuentra con otra historia, del otro lado de la que vivió él y su cruzada contra los indios capaces de hacerlo parece no tener un fin cercano. 

La naturaleza tampoco lo ayuda: tiene que aprender a enfrentarse al invierno y a todo lo que le espera allí. Los animales que circulan tampoco son los más simpáticos, debo agregar… 

Uno de los mejores westerns que vi. Es tan bueno, como inmortal el personaje que hasta tolera una lanza en el estómago…pero es lo que hay… 

Lo importante es la mezcla de culturas y de cómo podemos llegar, alguna vez, a una buena convivencia. 

En 1973 llegaría con el clásico drama romántico “Nuestros años felices/tal como éramos”. Con un relato plagado de nostalgia, nos encontramos con una chica brillante pero no muy linda que es activista. Está llena de sueños y de metas y está totalmente enamorada de él. Él es un tipo con talent que pudo haber sido brillante, pero se queda en la comodidad de la vida y relaciones que ella puede tolerar hasta cierto punto. 

Lo bueno de esta historia es como va cocinando las situaciones. Primero vemos que ella está enamorada de él pero que su pasión hace que lo presione para explotar su talento. Él es un pusilánime que circula por la pantalla y por la vida pero que conoce los límites para poder vivir tranquilamente y que tener ideales no te permite exigirle al resto que los tenga. Pero no se enamoran enseguida, sino que vuelven a encontrarse en determinados momentos hasta que pasa. 

Cruel realidad cuando uno ve que idealizó al otro cuando lo amó y que el otro no puede mantener por siempre esa personalidad que el otro cree que tiene. 

En 1974 llegó el turno de Yakuza. Este film recupera la estética del film noir y nos cuenta una historia de gangsters a través de ella. 

Como siempre, en el hampa importa el poder e importan las armas. Pero como eso no sería lo suficientemente interesante para resaar en cuanto al foco de las relaciones (el que más le gusta al director), está involucrado un hombre que se enamoró de una mujer durante la guerra. Llevan mucho tiempo viviendo juntos cuando el hermano de ella vuelve pero se suma a la banda de mafiosos para no verla ni perdonarle que esté enamorada de un ex enemigo. 

Pero la red que se va tejiendo es mucho más desesperante. Hay códigos que los americanos intentan entender pero todo parece tomarlos por sorpresa. No se pueden despegar del hecho de estar entrando con los ojos vendados y por amor a una mujer que no se sabe hasta qué punto está del lado que dice estar. Y la cereza del postre es el hecho de que se construyen las situaciones haciendo pensar que no tienen otra alternativa… 

En 1975 llega un film mucho más interesante todavía para analizar relaciones y es “Los tres días del Cóndor” en donde un hombre que trabaja en la CIA ve tambalear su mundo y es impulsado a hacer cosas impensadas. Entre ellas, secuestrar a alguien. Más impensado aún es que se enamoran. 

Cómo logra el director que el espectador se sienta atraído por este romance es algo que siempre me llama la atención. Pero funciona. 

Mientras las mentiras se van construyendo y el mundo exterior empieza a pintarse en este thriller, podemos ver que la relación entre ellos crece con un lazo increíblemente fuerte. 

Eso no es todo: además de dudar de la institución para la que se trabaja, Joseph (cuyo nombre clave es Cóndor) tendrá que descubrir qué papel juega él en los planes y cómo él sigue siendo o no funcional a la CIA. 

En 1979 otra vez con Robert Redford y Jane Fonda hace “El Jinete Eléctrico”. 

La película es bastante liviana y menor a muchas otras que he visto del director. No me voy a explayar demasiado, pero bueno…cumple su objetivo: entretiene y listo. 

Es la decadencia de un campeón de rodeo que se quedó vendiendo cereales…y cómo vuelve a la cima. 

En 1981 llega la genial Ausencia de Malicia. Esta vez trabajaría con Newman, lejos uno de mis actores favoritos. 

Imagínense que empieza la película cuando un tipo se ve a sí mismo en la portada del diario que dice que él es sospechoso de un asesinato. Obvio que ustedes irían al diario a saber más…pero esto es solo el inicio. 

También habla de la moral del periodista: de lo que es capaz de decir con tal de tener una primicia y de lo que le cuesta sobre su consciencia manejarse mal. 

Lo que más me gusta es el final: si bien la idea de que todo puede revertirse está latente, con dejos de honestidad hay datos que no quedan claros. Así es como no sabemos qué les ha costado o qué tan fuerte es lo que han construido. 


En 1982 dirigió a otro de mis actores favoritos y lo acompañó en el set. Aparentemente su relación con Dustin Hoffman en el set era la misma fuera y dentro de cuadro: no paraban de discutir. Es por eso que el agente de Tootise no es otro que Sidney Pollack. 

Gran, gran comedia y maravillosamente interpretada, coquetea con la idea clásica del travestismo como necesidad y explota sus posibilidades románticas con este planteo de querer lo que no se puede tener. Gran trabajo de Bill Murray, de Terry Garr y de Jessica Lange. Y me faltan todas las palabras posibles para decirles lo genial que está Hoffman. Para no perdérsela. 

En 1985 llega una de esas películas que se me de memoria: la favorita de mi mamá. Sí, señores, acá dirige a la eterna y espectacular Meryl Streep y a Robert Redford en África Mía/Memorias de África. 

Esta película que tiene como eje temático a la posesión y a cómo uno intenta dejar su marca en el mundo no por quienes a tocado sino por quienes ha poseído, se convirtió sin esfuerzo en un clásico. 

Una mujer que se enfrenta a toda la belleza y crueldad de África sola ya que ha comprado a un marido que no va a quedarse demasiado tiempo, un día se encuentra incapacitada para tener hijos y miles de historias en los labios para contar que escucha un cazador inolvidable. 

Los estilos de vida se encuentran porque ella no puede tenerlo como le gustaría, lo cual no significa que él no se haya entregado a ella. El final se palpa desde que empieza, pero todas las veces esa voz pausada y con ese tono tan suave nos mete en la historia de que tenía una granja en África y que él llevaba a Mozart de safari. Imprescindible. 

En 1990 tendría la última participación con Redford en Habbana. 

Como si se tratara de Casablanca, un hombre viaja a Cuba persiguiendo a una mujer que está casada con un líder revolucionario. El tema es que no todos somos tan santos ni heroicos. 

Acá lo deja morir y se lleva los pedazos que quedan de ella. O ella vuelve a pensar que está muerto y lo deja. 

Sea como sea, la película no es buena. Una pena que uno se quede con ese sabor después de semejantes películas de semejante dupla. 

En 1993 le dio la chance a Tom Cruise de hacer el papel principal en Fachada/La tapadera. Su rol como el abogado en la nueva firma, el hecho de lo que se teje alrededor de él y del desastre que se va acercando no pueden pasar desapercibidos. 

Con muchas caras conocidas y un thriller que se tiñe más de drama que de suspenso nos deja con un sabor a buen entretenimiento sin que sea un gran film. 

En 1995 se mete con un remake que la verdad es que deja mucho que desear. Mientras la original contaba con el encanto y la mística de Audrey Hepbrum, esta nos trae a una desabrida Julia Ormont. Si bien los galanes funcionan (si me permiten, pocos pueden funcionar mejor que William Holden, pero digamos que cumplen), la película es obvia en desarrollos, es menos jugada por otros momentos y la verdad es que es excesivamente liviana sin ese toque de humor incómodo que solía usar Wilder. Apenas para TV. 

Debo decir que la cinta de 1999 tampoco lo dejó muy bien parado: Caprichos del destino era sobre las mentiras y cómo uno se encuentra en determinado momento sabiendo que no conoce al otro ni a lo que los unía… 

Se conocen cuando sus parejas mueren en un accidente de avión porque volvían de estar juntos por un fin de semana. El tema de que una tragedia los una, de saber qué parte es real y qué parte es venganza se cae bastante rápido y la película empieza a parecer lenta. 

En el 2005 Sean Penn y Nicole Kidman se unieron para La Intérprete. Fue la primera vez que permitieron a alguien filmar en el edificio de la ONU, o sea que imagínense lo que significaba Pollack. 

Si bien muchos criticaron el film, creo que maneja lo platónico muy bien y la idea de ciertos trabajos como asilo para los que no quieren volver a lo que tienen atrás. La conexión entre los personajes es fuerte y está bien manejada aunque sigue estando lejos de lo mejor del director. 

Sé que muchos se habrán perdido las bellezas que ha dejado por una cuestión de fechas de estreno, pero no puedo dejar de recomendarles que busquen la magia que este director de actores podía sacar para cada historia.

4 comentarios:

  1. Pollack nunca me interesó demasiado a no ser por esa maravilla llamada Jeremiah Johnson. Dicen que su amistad con Redford no le vino nada bien a su carrera, pero si tuviera que hacer una lista con cinco películas suyas que me hayan gustado, creo que tendría problemas, una sería yakuza, que es otro gran trabajo, y para acabar Danzad, danzad malditos. Saliendome de este camino su cine maniqueo no me dice absolutamente nada.

    Saludos
    Roy

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    1. Hola Roy, gracias por comentar. Bueno, la verdad es que siempre es cuestión de gustos y por eso me esfuerzo tanto en decir siempre que este es mi punto de vista y que se aceptan todos los comentarios.

      Las que nombrás me gustan mucho. Agregaría Tootsie, The way we were, Propiedad condenada y África Mía.

      Saludos

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  2. Bienvenida otra vez, Pato! Cómo se extrañó Rincón Fílmico esta última semana. Lo que acabás de regalarnos con Pollack es genial. De verdad viste todas sus películas? Yo no llego ni a la mitad y así y todo me parece un genio. Te mando un beso y no te ausentes más (aunque habrás tenido tus motivos). Tus fieles seguidores te extrañamos!

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    1. Hola Roy! Gracias por extrañarme. Sí, estuve con unos problemas familiares y se me complicó. Qué bueno que estés de vuelta vos también por acá.

      Sí, ya tenía pensado hacer esta sección sobre él y me fui viendo las pelis de a poco. Ya verás las que te recomiendo por sobre otras pero si no estás de acuerdo, espero que me cuentes.

      Un beso enorme y gracias por comentar

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