El cine es un espacio de identificación, de educación, de industria y de arte. Y todo eso, está dentro de este blog.

domingo, 17 de marzo de 2013

Los grandes del cine. Vigésima Segunda Entrega: Sam Mendes




Sam es uno de esos directores que la mayoría reconoce por el fantasma recurrente del lazo entre padres e hijos que se termina transformando en una especie de retrato del tedio que genera la rutina de la vida. Es inevitable que en el momento de sentar cabeza, hay algo que se deja afuera y, de alguna manera es ese tironeo entre la renuncia a una serie de sueños infantiles y el sentirse atrapado donde nunca pensamos poder estar. 

Mendes nació en Inglaterra y es hijo de una autora de libros infantiles y un profesor. Cuando tenía cinco años sus padres se separaron y nunca estableció demasiado contacto con su padre después de eso. Asumo que es lo que se ve en las historias que elige contar o, mejor dicho, como elige subrayar temas en los guiones que caen en sus manos. 

Egresado de Cambridge, sus primeros pasos como director de escena fue en una producción teatral filmada para la televisión de Cabaret que tenía como maestro de ceremonia a Alan Cumming. 


Todos los que amamos la versión de Fosse sabemos que es mucho mejor en película que en escena (lo contrario de lo que pasa con Chicago, que es mucho más sugerente en tablas que en la pantalla) pero la historia y los personajes cuentan con un cinismo que rara vez podemos ser inmunes a eso. La puesta cuenta con un espacio al estilo Cabaret (siempre disfruto cuando veo que adaptan la sala en la que se hace una puesta) y, de esta manera, se ve al escenario entre mesas y sillas. La combinación de verlo con una idea de “vivo” más los primeros planos y planos medios en los que la cámara se mete en el escenario que sabemos que se hacen sin público, funcionan a la perfección. 


Su primera película (esto es pensando en sala y no en televisión) fue en 1999 y ya lo hizo una leyenda. Belleza Americana logra combinar una crisis de una familia y una pacatería de la sociedad americana que sólo él pudo comprender de esta manera. Honestamente, lo que más recalco es su capacidad para la dirección de actores porque el elenco logra componer esa historia de manera formidable. 


En el 2002 dirige a Tom Hanks, Jude Law y Paul Newman en “Camino a la perdición”. Tengo que confesar que es una de mis favoritas del director ya que ese ambiente de cine gángster más la suma de la relación del padre y el hijo es monumental. Y ni les explico lo que me impresiona cada vez que Newman aparece en pantalla. 

El relato cuenta con una música oscura que va perfecto con una minuciosa fotografía. Una joyita. 


En el 2005 llega la apenas correcta Jarhead. Honestamente, el tráiler me vendió tanto que cuando la vi, me sentí estafada al cien por cien. Tal vez es porque Jake tampoco me parece tan bueno como para sostener un protagónico pero honestamente esperé un ritmo y un cinismo que no llegué a ver. Se terminó quedando en el medio porque lo ridículo parecía tan extremo que ni siquiera me llegué a relacionar con derribar el mito de “servir al país”. Gustos son gustos… 


En el 2008 dirigió a su ex mujer, Kate Winslet en su reencuentro con DiCaprio en Revolutionary Road. Con su forma minuciosa construye esta necesidad de una pareja de volver a encontrarse. Me encanta cómo maneja el ambiente y cómo soñamos con él cuando se ilusiona y cómo el conflicto está casi latente durante todo el desarrollo. Sé que las miradas siempre se van hacia Winslet (no los culpo, es una gran actriz) pero creo que la película se sostiene gracias a Leonardo, quien se eleva y cae en una desesperación que pocas veces le vi y eso que lo considero uno de los mejores de su generación. Película que te deja de cama, pero que realmente es impecable. 


El 2009 finalmente lo lleva a la comedia. Away we go cuenta con John Krasisnki y Maya Rudolf en una encrucijada: se aman y van a tener un hijo pero quieren encontrar un lugar en el que realmente puedan ser padres y darle el mejor ambiente al chico. En el camino se van encontrando con parejas y familias y se intentan proyectar en esa posición. Mención aparte para John que se roba la película. Pocas veces me reí tanto. Un genio. 


2012 capaz era el año que se terminaba el mundo para los Mayas y entonces llegó su Bond. Contando con Craig, que hasta el momento era un 007 un poco más rústico que lo que vimos del personaje en las entregas anteriores, ahora vuelve al glam (imperdible cuando el hombre salta dentro de un vagón de tren en movimiento y antes de seguir la persecución se arregla los gemelos del traje) pero también con su vuelta de tuerca a los Mendes: el hombre tiene que reencontrarse con sus raíces para derribar a la amenaza. Un despliegue digno de Bond, una música tan perfecta que responde perfectamente a su género (no hay que olvidarse que casi todas las canciones del agente secreto son grandes hits. Dejemos afuera la de Alicia Keys porque fue una falta de respeto) y la mujer que vuelve a ser su perdición. Nada más heroico que rescatar a su damisela en peligro ¿No? Como si fuera poco, está llena de homenajes. 

En este momento se encuentra en la pre producción de Penny Dreadful, una serie para televisión en la que los personajes más terroríficos están sueltos en la Inglaterra Victoriana…veremos qué nos trae que no hayamos visto en American Horror Story… 

¿Qué piensan de este director?

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