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miércoles, 7 de agosto de 2013

Duplas inolvidables director - actor. Entrega XVI: Entrega James Stewart y Alfred Hitchcock

Como siempre en esta sección vamos a analizar a esas duplas que han dejado una marca en el cine, combinando talentos de directores y actores. Hitchcock es de esas figuras que uno nunca cuestiona como grande del cine. Sabe que combina perfectamente lo comercial con un buen producto y eso que se basaba en el cine clásico que muchos (a mi parecer equivocados) tachan de simple y chato. Ahí donde tantos han caído en el olvido, Hitch ha dejado su marca en el cine mundial y hoy lo recuerdo junto a uno de los actores que construyó con él, cuatro maravillosas películas.

James Stewart  ha sido uno de los actores más prolíficos de su tiempo con 98 proyectos encima. Ha trabajado con grandes como John Ford, Otto Preminger, Anthony Mann (fue el responsable de esa maravillosa biopic sobre Glenn Miller), Frank Capra y George Cukor. Ha estado en pantalla con Cary Grant, Grace Kelly, Katharine Hepburn y muchos, muchos más. Tipo confiable sobre todo, aparece como esa figura gallarda y ambigua al mismo tiempo en casi todas sus interpretaciones. Y es uno de los sellos del maravilloso cine de Hitch, para mí.

La ventana indiscreta (1954)


La maravilla con la que esta dupla inicia sus pasos es para sumirnos a nosotros, espectadores, en la psicología de un “espiador”. Mientras nosotros espiamos las historias de los personajes, nuestra tensión va subiendo hasta el punto de empezar a desear, junto con el personaje, que finalmente suceda un asesinato entonces nuestro placer morboso por ver se ve conformado.

El papel de Stewart es el de L.B. Jeff Jeffries, un fotógrafo profesional que por un accidente está inmovilizado y satisface su deseo de conectarse con el mundo exterior a partir de la cámara y de usarla para curiosear sobre la vida de sus vecinos. Su placer está puesto allí a tal punto que su novia se le tira encima y al tipo no se le mueve un pelo y hasta la envía para que averigüe si el vecino realmente es un asesino como él piensa/desea.

De alguna manera, el que sostiene la cámara no está participando, no está relacionándose con ese entorno, sino que se convierte en un recipiente de esos hechos.

Hay varias cosas que se resaltan en esta película: la primera es la soledad y el aislamiento y segundo es, otra vez, ese deseo básico y egoísta que parece estar dispuesto a vender su alma simplemente porque quiere satisfacer su curiosidad. Ni hablar de cuando se encuentra con el asesino y éste le pregunta qué quiere. El gesto mudo de Jeff lo dice todo: nada más que un mimo a su capacidad deductiva.

La Soga (1948)


El proyecto que seguiría sería éste. Se filmó en un momento en el que técnicamente estaba muy de moda el uso del plano secuencia. Si a eso se le sumaba la idea del ten minutes take (por la cantidad de material que podía correr sin cortes), tiene sentido que se haya hecho en este momento.

Si bien se hizo famosa por haber sido filmada en lo que se suponía que era un solo plano secuencia (a la vista está que no, sino que se obstruía el lente con algo para poder enganchar un rollo con otro), la verdad es que técnicamente no puedo haberse hecho de otra forma por falta de materiales, por lo que todos seguimos pensando en ella como filmada en una sola toma. Además, no queremos que nos caiga encima una maldición de Alfie.

Cuenta la leyenda que la realización se hizo en 13 días y que se construyeron dos decorados: uno para ensayar y el otro para filmar. En el que se filmó, había luces y marcaciones de los espacios para que los actores no se metieran en el espacio del movimiento o de la cámara o de otros personajes.

James Stewart interpreta a Rupert Cadell, quien fuera profesor de estos chicos que han asesinado a sangre fría a un compañero simplemente porque “la gente estúpida no merece vivir”. En el trascurso de la película, el rol de Rupert aparecerá como el cínico que es aparentemente un inmoral, es la figura adorada por Brandon (uno de los asesinos y el jefe de la dupla homicida) y será el que reciba, en palabras de Chabrol y Rohmer, “un chantaje moral” en el que terminará siendo el culpable del origen de la idea. Su descontento, su inestabilidad final terminarán demostrando que poco había de cierto en la apariencia de indiferencia sino que es un hombre que se queda a pagar sus supuestas culpas. Memorable película que da vuelo a esta gran dupla.


El hombre que sabía demasiado (1956)


El argumento circula alrededor de este doctor (el personaje de Stewart) que está de vacaciones y descubre que van a asesinar a un político importante. Para que no abra la boca, se llevan a su hijo. A partir de esto el hombre que sabe demasiado tiene que sostener a su familia y recuperar a su hijo.

Esta película funciona maravillosamente bien porque este médico no es el perfecto padre buscando al hijo. No, es un soberbio y cree que puede controlar todo. Además, piensa que su mujer no puede tolerar lo que sucede por lo que le miente y droga en orden de que, en realidad, no lo moleste. Cree en un orden de las cosas y que dependen de él.

Si pensamos en su rol hasta aquí bajo el mando de Hitchcock es que siempre está obligado a mirar: mira cuando está enyesado a través de la cámara, mira cuando sus alumnos asesinan por algo que él ha comentado y ahora mira porque no puede enfrentarse con la situación de igual a igual.

Es el único remake de sí mismo que ha hecho Hitch en su carrera y nosotros no podemos dejar de adorarlo también por eso.

Vértigo (1958)


Cuarta y última colaboración de la dupla, Vértigo es una película mucho más interna, más autobiográfica y, para esto, no pudo menos que llamar a un actor en el que confiara.

Acá vemos la historia de un policía que fue testigo del asesinato a su compañero. La construcción de este tipo en lo más bajo de su vida, que sufre de miedo a las alturas y que primero simplemente aparece como un depresivo detective privado para convertirse en el manipulador dispuesto a suplantar a una persona por otra es de lo que más amo del cine de este gran director y de este maravilloso actor.

Hay una idea sugerida de reencarnación (o es simplemente un delirio del personaje) y una manipulación más que al otro, a sí mismo. Scottie está en una caída vertiginosa y, como si todo eso fuera poco, cae a los pies de algún espectro que parezca su amada rubia.

¿Qué piensan de esta dupla? ¿Y de los proyectos que nos han dejado?

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