El cine es un espacio de identificación, de educación, de industria y de arte. Y todo eso, está dentro de este blog.

jueves, 6 de marzo de 2014

Historias de Buenos Aires 13: Una breve despedida

Hace pocos días perdí a mi abuela, con todo lo que eso implica. Es por esto que me voy a tomar la licencia de que esta historia no sea de Buenos Aires, sino que sea de nosotras. Es mi humilde homenaje a nuestras anécdotas y una forma de plasmar lo mucho que la voy a extrañar.

Tengo muchos recuerdos de mi abuela María con el cine porque era una gran amante del arte en general. De hecho, cuando ella vivía en Buenos Aires, siempre iba al teatro y, años más tarde, cuando yo vine a vivir acá, cada vez que me veía me preguntaba por la cartelera de teatro diciendo que era lo que más extrañaba. Casi les diría que antes de preguntarme cómo estaba yo.


Anécdotas con películas, miles, pero la que más me gusta es cuando se mudó unos días con mis hermanas y conmigo porque mis papás estaban de viaje y estrenaban en la tele “La casa de los espíritus”. Yo habré tenido 6 años y cada película no apta para todo público, no la veía porque no me dejaban.

Mi abuela no iba a ponerse a ver cualquier pavada por mí, entonces me dejó verla con el trato de que “No le contara a nadie y que me tapara los ojos cuando ella me diga”. Obvio que eso no iba a suceder, era demasiado tentador. Al principio, me escandalicé cuando quedaba en topless la primera víctima de Esteban Trueba y poco a poco me fui muriendo de miedo cuando los espíritus no abandonaban la casa (un poco por no terminar de entender de lo que iba la historia). Hasta ahora, este siguió siendo nuestro secreto: con la abuela podía ver lo que quisiera, siempre y cuando tuviera algo de romance.


Pero hay miles de cosas que quedan grabadas junto a eso: como hasta el agua en su casa tenía gusto a cebolla, cómo no importaba la cantidad de cosas que cocinara también había pollo (aparentemente, el pollo no era comida), como le aburrían de muerte las conversaciones sobre tejidos pero amaba las de política, como te pedía que repitieras cada cosa que decías por no escucharte hasta que hablabas cuchicheando con otra persona y ahí había escuchado todo. Y pensar que nunca me senté en tu cocina a que me enseñaras a hacer knishes… Hasta la próxima, abu. Espero que siempre hayas sabido lo mucho que te quisimos todos y lo mucho que aún te queremos.


Que tengan lindo fin de semana

7 comentarios:

  1. Hermosa historia. Lástima que no aprendieras a hacer knishes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaja sí, el problema es que "siempre hay tiempo" para hacerlo más adelante.

      Gracias, Diego. Un beso grande

      Eliminar
  2. Patricia, te mando un sentido pésame por la pérdida de tu abuela donde además se nota que tuviste mucho apego con ella. Saludos y cariños.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Honey. Era bastante particular y con la dosis de mala leche justa para hacerte reír y otras cuantas querer matarla.

      Un beso enorme

      Eliminar
  3. Hola Pato. Lamento mucho tu pérdida, pero a la vez me alegro que tengas esos buenos recuerdos de y con ella. Te mando un beso grande.
    Roque.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto, Roque. Los buenos recuerdos siempre ayudan.

      Gracias. Un beso grande

      Eliminar
  4. Las abuelas de película. Las mías con todos sus defectos y virtudes, dejaron huella en mi.

    ResponderEliminar