El cine es un espacio de identificación, de educación, de industria y de arte. Y todo eso, está dentro de este blog.

sábado, 9 de enero de 2016

La haine, de Mathieu Kassovitz



Los 90s fueron años en los que el cine se preguntaba seriamente cuestiones de cómo la cultura se mezcla, se influencia y cómo el alcance del mundo entero, el estar eternamente conectados puede no tener consecuencias nefastas. Una prueba de ese cine incisivo al mejor ejemplo del Darwinismo Social es este film de 1995.

Con una fotografía memorable (tengo que reconocer que soy una freak del uso del blanco y negro), nos lleva al corazón de una París expulsiva, donde un trío de amigos se ve envuelto en otra situación violenta y en otra pérdida de un poco de identidad. Ya iniciamos en un sentido casi suicida, con un plano del planeta al que vamos cayendo en picada mientras nuestro personaje principal se pregunta qué hará con el tiempo dado. 


Hemos visto cientos de films sobre bandas, sobre espacios urbanos olvidados, sobre el racismo y la xenofobia, pero en esta historia encontramos una crudeza frente a la que no podemos no sentirnos movilizados. La escena más similar a un amor, o a encontrar un amor, es la de un joven con un arma, una herramienta que finalmente le permitirá ser visto y respetado. 

Vincent Cassel hipnótico como siempre en este papel del chico que jura que planea una venganza contra el policía que puede provocar la muerte de su amigo, se vendrá este dominó de situaciones una más terrible que la anterior. 


Kassovitz, quien ya nos tiene agarrados del alma con sus Ríos Color Púrpura vuelve a lucirse sobre todo en el trabajo con los actores y en permitir que el clima se termine de gestar antes de cortar. Tiene la paciencia de esperar a la toma perfecta desde lo emocional antes de lo visual lo que le da una vida maravillosa aún cuando algo se corra de eje. Dura, durísima, pero excelente. 

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