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lunes, 16 de enero de 2017

La magia del primer capítulo: The Good Wife

Esta nueva sección va a enfocarse en el primer capítulo de las series ¿Por qué? Porque ahí está el germen de todo lo que nosotros vamos a amar durante temporadas y de los personajes que queremos seguir. Si este capítulo falla, no hay compromiso con el relato y nos pierde como espectadores. En esta primera edición, uno de mis pilotos favoritos de una serie tremendamente subestimada.


The good wife terminó el año pasado, luego de siete temporadas. Es una serie de las que llamamos híbridas porque si bien tienen una línea argumental que es autoconclusiva en ese mismo capítulo, luego hay una serie de líneas que se desarrollan en varios capítulos o, la principal, en toda la serie.

Como es una serie con foco en el mundo legal de Chicago, el escenario es la corte y una firma de abogados. La línea autoconclusiva tiene que ver con los casos que llegan y cómo se encaran para resolverse. Las otras tres líneas argumentales tienen que ver con diferentes perfiles que afectan directamente al personaje principal, Alicia Florrick.

El capítulo inicia con un plano detalle de ellos dos tomados de la mano y los flashes que encandilan. Como siempre, ella está a espaldas de él, es un mero accesorio. ¿Qué pasa? Tiene un juicio político el fiscal del Estado por malversación de fondos públicos y en el medio publicaron videos sexuales. Lo mejor de todo es que ella está en estado de shock, a cara lavada, y ve que él tiene un hilo en la manga. Con poco poder de reacción, ella solo quiere removerlo. Es la Buena Esposa.


Seis meses más tarde, Peter está preso. La venta de la casa en la que vivían es para pagar los abogados de él y ella tiene que salir a trabajar. De repente, un ex compañero de universidad (con el que claramente hay una química o algo no resuelto), le tiende una mano y la toma como junior de la firma de la que es socio. No es que Alicia haya sido cualquiera: se graduó con los mejores promedios en una universidad de elite pero ahora tiene que empezar compitiendo con un niño. Tiene que ser la Buena Abogada.


Las repercusiones de las actividades de su esposo no son fáciles de sobrellevar porque ella camina en su sombra. Los jueces lo conocían, los otros abogados, todo el mundo. Ella tiene que ser la Buena Abogada y la Torre de Fuerza. Una mentora le dice que “los hombres pueden ser flojos, las mujeres no”.

Por otro lado, también están sus hijos adolescentes, en el candelero de pasar de una vida y un colegio y un barrio, a otro totalmente diferente. Ella tiene que ser la Buena Madre.


La magia de todas estas líneas argumentales, es que terminan siempre con la pregunta de si es una buena esposa, o una buena abogada, porque coquetea con sus propios grises morales. Esta pregunta se mantiene hasta el final de la serie, donde es una mujer que racionaliza el amor, la pasión y explota los límites de la abogacía por sobre los morales. Un personaje que no se traicionó a sí mismo durante 7 temporadas.

Y es imposible no enamorarse a la vista del piloto. 

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