Algunas películas pierden su impacto a
medida que crecemos, o no nos asustan de nuevo o ya no nos enamoran o no podemos
identificarnos con sus personajes. No importa qué edad tenga o cuánto hace que
no piso la secundaria, siempre que veo esta película tengo la certeza de qué es
lo que les está pasando.
No es novedad que es un film de culto,
tampoco que responde a estereotipos (Brian los define desde la perspectiva que
tiene Vern “nos ve como un cerebro, un atleta, un criminal, una princesa y una
artista”) pero logra presentar a través de estos cinco chicos, la voz de una
generación que buscaba un lugar en el mundo y que intentaba definirse.
Cuando un sábado 24 de marzo, cinco
chicos son castigados con un día de detención, las cosas empiezan a ponerse
ásperas justo antes de ponerse íntimas y la verdad es que siempre me provoca la
misma impotencia, la misma gracia, las mismas ganas de llorar. Puedo acordarme
lo que era sentir la necesidad de pertenecer a un grupo, a ser aceptado.
No creo que haya trascendido porque son grandes actores, sino más bien porque alguien entendió que los conflictos de los adolescentes van mucho más allá de lo que el cine se había animado a retratar y que las historias de cada uno y el peso de las etiquetas también son algo complejo de llevar adelante. Es verdad que la moda ya ha cambiado y es verdad que muchas de esas cosas ya no podrían sostenerse, pero la esencia de esos chicos es un poco la esencia de todos los adolescentes que hemos sido. Ahí está su trascendencia en mi humilde opinión.
Me gusta la simpleza y la honestidad
brutal del guión. Me gusta siempre encontrar una parte de mí en la película. Me
gusta porque entonces aprendo que hay una esencia que no se perdió y esta
película, así me moviliza como todas las veces anteriores.
El recurso del narrador desde un
ensayo lo hemos visto muchas veces. Con una idea no de protesta, ni de
rebelión, sino de autodefinición, este grupo se nos queda marcado en la
memoria. Tanto, que de vez en cuando está bueno volver a mirarla y volver a
recordarla.
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