Los juegos del Hambre

En esta tendencia de llevar sagas literarias a que sean sagas cinematográficas, llega una nueva propuesta de un best seller: “Los juegos del hambre”.

La moda ésta se basa en productos que ya han sido probados y que son consumidos por un público amplio, que se agarra de que otras sagas están terminando (Harry tiene su última entrega éste año y Crepúsculo presenta el principio del fin), y por ende, su público no tiene en qué depositar su atención y dinero. Además, funcionan como efecto bola de nieve en la que una promociona a la que sigue y las productoras crean constante expectativa con información e imágenes irrelevantes o, lo que es peor, con fragmentos de la película de manera que te vas al cine para que te unan las piezas porque la peli ya la viste.

Esta historia en particular recrea un mundo futurista pero de año incierto en el que las naciones ya no existen pero sí un “Capitolio” que controla a todos los “distritos” (si a alguien le hace acordar al “Gran Hermano” de Orwell no creo que sea casualidad). Éste gobierno organiza un reality como si fuera en el Coliseo a “matar o morir” y la gente, tal como lo hace hoy, lo mira con una mezcla de morbo y de placer.

“Los juegos del hambre” es la primera entrega de esta trilogía literaria. Es seguido por “Catching Fire” y “Mockingjay”. Las dos primeras partes ya están editadas en español.

Con este contexto, la heroína es una chica de 16 años que entra en el juego para salvar a su hermanita menor. A lo largo de la historia, irá conociendo amigos, enemigos, la forma de sobrevivir y otras cuantas cosas más.

En cine el papel es de Jennifer Lawrence (que hace poco estuvo nominada por “Lazos de Sangre” y que dentro de poco estará en “X-men: First Class” haciendo de Mystique). La acompañarán el poco agraciado chico de “Mi Familia”, Josh Hutcherson que hará de Peeta y Liam Hemsworth que interpretará a Gale.

Me sorprende infinitamente que nos divirtamos viendo una hipérbole de lo que hoy está pasando en la televisión, en la que nos reímos del ridículo y espiamos lo que supuestamente es realidad como si fuera ficción con un plus. Es casi como mirar a otros seres humanos por un microscopio porque lo que está en la pantalla no parece real. La alienación así, no parece un concepto sólo de libros.