Esta
película está bien sostenida desde lo actoral, principalmente. Si bien el guión
no tiene grandes agujeros, lo que marca a esta historia como diferente es cómo
desde lo psicológico es creíble y cómo el conflicto deja de ser simplemente una mafia para ser devorarse entre iguales. No puede haber algo más humano que eso.
Esta es la historia de cómo los diamantes terminan creando un mercado que permite a los occidentales comprar la piedra para almacenarlas (si todos tienen diamantes, no valen tanto) y así financian la guerra civil, en donde los líderes secuestran chicos para los ejércitos y terminan sembrando el terror. Pero mientras el mundo siga teniendo sus diamantes, a nadie le importa.
Esta es la historia de cómo los diamantes terminan creando un mercado que permite a los occidentales comprar la piedra para almacenarlas (si todos tienen diamantes, no valen tanto) y así financian la guerra civil, en donde los líderes secuestran chicos para los ejércitos y terminan sembrando el terror. Pero mientras el mundo siga teniendo sus diamantes, a nadie le importa.
Leonardo
Di Caprio es, para mí, un muy buen actor. El problema que presentaba era que tanto
su cara como su cuerpo de nene no siempre parecían acorde a los papeles para
los que era contratado y ahora que está más maduro ya puede acompañar a sus
dotes actorales. Honsu, por otro lado, no me resulta ni versátil ni
particularmente bueno pero en su limitado arte brinda a un padre creíble y su
voz ronca queda haciendo eco en la memoria en la escena de la cárcel cuando
niega tener el diamante.
Jennifer
Connelly cierra perfectamente el triángulo con su estilo de mujer hermosa llena
de neuronas y es intensa, en pantalla y en líneas. Termina siendo el espejo de los personajes, ya que como periodista intenta hacer una denuncia, pero con su costado moralista de alguien que no conoce la cultura y quiere imponerse. Al ser una película americana, claro que salva el día, pero es un caso por sobre miles que han sufrido esto y mucho más. De nuevo: es el planteo de un tema, no un documento histórico y, como tal, tiene agujeros que lo diferencian de la realidad.
La
temática es renovadora y soy de las que cree que está bueno que lleguen al
cine. Pero está tratada “a lo Hollywood”, como si los malos sólo
fueran los otros y suena tibia por más dura que sea. Lo único real es el sabor
amargo del final, porque desgraciadamente los han dejado solos. No hay
organización, ONG, ni ONU que realmente se preocupe por la realidad de un
continente que no está en posición de hacer frente a nadie y que han vaciado de
recursos.
El
film tiene momentos interesantes en lo visual como la mencionada escena de la
cárcel, el bombardeo del campo de diamantes, la premonición del coronel sobre
el fin del personaje de Archer y el tema central de utilizar el tráfico de
diamantes para financiar las guerrillas.
Me gusta la elección de que los chicos no sean tratados como tales, sino que una vez que se convierten en guerrilleros la infancia se les es amputada. Me gusta porque creo que no busca un golpe bajo de extra sensibilizar al espectador si no retratar.
En
fin, me parece que es una mirada válida por más simplista que sea (¿Qué
película no lo es, después de todo?) y que puede definir su tono dramático y de
suspenso sin irse a las vueltas de tuerca clásicas.
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