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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los Grandes del Cine. Segunda Entrega: "Billy Wilder"

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La bestia de la comedia


Lápida de la tumba de WIlder, con su humor ácido y la línea final de una de sus mejores películas: Una Eva y dos Adanes
Lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en este director es que fue el Oscar Wilde de su tiempo. Supo retratar a la sociedad con una dosis inmensa de cinismo y de hacer una cultura del nonsense fílmico de una forma magistral y, sobre todo, propia. De los pocos grandes artistas en los que podés ver rasgos de alguien, pero siempre se parecen a sí mismos.

Si bien era guionista inicialmente, lo cual hace menos descabellada mi relación con Wilde, él se refirió respecto a su cambio en el curso de su carrera como el resultado de haberse dado cuenta de que nadie leía sus guiones y terminaban siendo cualquier cosa menos lo que él había querido.

Cuando debió exiliarse de Europa durante la Segunda Guerra Mundial, va a parar a Hollywood, donde se destaca en sus trabajos de letras. Tarea que nunca relegó en nadie más: él fue director y guionista de todas sus películas.

Confesándose  admirador de Lubitsch, Chaplin y los hermanos Marx, siempre dijo que aprendió de ellos la métrica de los gags de comedia (espacio entre chiste y chiste, de manera que el público pueda asimilar una cosa antes de darle otra).

En 1943, ya instalado en Hollywood, filmaría “Las Cinco Tumbas al Cairo” . esta sería una de las tres únicas oportunidades en las que incursionaría en el cine bélico. De todas formas lo hace a su estilo, ya que no hay batallas si no que la guerra aparece vagamente como un contexto (cosa que además es un rasgo del cine clásico en el que las guerras y las situaciones simplemente se dan, sin mayores explicaciones que contextualizar el romance, el melodrama o lo que venga en turno). Dentro del circo que plantea, Wilder siempre se enfoca en una vida medio carnavalesca en donde los rasgos humanos como la codicia, la lujuria y otros pecados, desfilan de la forma más cruda…y uno de todas formas se ríe.

Perdición de 1944 nos mete en el cine negro, demostrando no sólo la versatilidad del director, si no cuán poco le interesaban las etiquetas. Varias veces dijo que él tenía como mandamiento no aburrir al público y que entre esas cosas, tenía que hacer películas diferentes. Basada en una novela del mismo nombre, el proyecto estaba varado en los estudios hacía tiempo ya que era de una muy difícil adaptación pero no por términos de relato si no porque la censura del senador Hays tenía el ojo puesto en la historia ya que trataba de infidelidad, lujuria, asesinato, depravación y ambición. Como lo pedía la historia, el guión cobró una vida mucho más poderosa que la novela, porque logró plantear esa forma de ver el alma corrupta producto de una realidad igual de corrupta. La idea recurrente de un personaje principal oscuro que se ve atrapado por una mujer que no es lo que parece, que él lo sabe pero que está dispuesto a dar su vida por develar el misterio.

Wilder y el celuloide
Nos da, también, la dinámica entre Neff y Keyes, su fiel amigo, la parte más moralista de la historia. Este último personaje se jacta durante toda la cinta de tener un sexto sentido , pues está demasiado cerca del enano para que éste lo pueda ver. Es ésta química y una dinámica con unos fósforos, otro rasgo interesante.

Luego llegaría en 1945, Días sin huella. Esta historia de un escritor en crisis, que utiliza la bebida como una válvula de escape cuando debe encontrarse una y otra vez frente a la cruda realidad: no tiene talento.  Mientras el alcohol se lo come y la adicción es tratada sin anestesia, el hombre llega hasta a perder la máquina de escribir, quedando desnudo sólo con un trago. Tanto es así que el director hasta nos muestra la historia, en un momento, desde el punto de vista de la botella.  

De Sunset Boulevard o El Crepúsculo de los dioses voy a hablar poco aquí porque luego lo ampliaré en mi top 100. Es, sin lugar a dudas una de las mejores películas que he visto en mi vida, donde el frío del spotlight cuando se apaga te cala los huesos y muestra la decadencia. Si bien el film se inicia con un cuerpo flotando en una piscina y es el narrador en off de la historia, el crimen resuelto desde el principio no hace más que mantener el interés del espectador hasta que se olvida de respirar.

Es que esta historia es poderosa y, sin quererlo, es real. Gloria Swanson era una exitosa actriz del cine mudo, pero como muchas estrellas, se quedó sin trabajo cuando el sonido llegó a sus puertas. En algunos casos se debió a que no tenían voz para el sonoro y en otras a que los códigos de narración habían cambiado mucho. Pero ese no fue el caso de Gloria, ella era una gran actriz pero había hecho un par de películas desastrosas, una de ellas con quien hace el personaje de mayordomo en este film. La película es para estudiarla de pe a pa, una clase magistral de cine y una invaluable de guión. Eso es Sunset Boulevard.

Traidor en el infierno de 1953 es el retorno de Wilder a la comedia, otra vez mezclada con momentos bélicos que no permiten definirlo como uno ni otro. Si bien a Billy nunca le interesaron las etiquetas, en este caso la dinámica no ha sido del todo exitosa.
Pero nadie que haya visto las imágenes del viejo Hollywood es inmune al vestido blanco de Marilyn Monroe volando. Nadie es ajeno a lo que significa La picazón del séptimo año. Y Wilder en el 55 hizo historia de nuevo. Considerando que se ha creado un clásico de esta película, es difícil decir lo que voy a decir: tiene momentos buenos y un guión perfecto como siempre, pero como película tiene pocas cosas interesantes… digamos, un embole.

Wilder y Monroe, antes de filmar la mítica escena

Dos años más tarde llegó Testigo de cargo. Esta película que he escuchado que la reconocen como “la más hitchcockiana de Wilder”, está basada en una obra de Ágatha Christie. Tiene momentos ingeniosos y los llamados gags bien preparados. Claramente, al estilo Wilder, hay una mezcla de géneros y la comedia así prima sobre el drama más duro, junto con el suspenso.  

En 1959 llegaría una de sus comedias más reconocidas y una de las películas más divertidas que he visto en mi vida. Una Eva y dos Adanes no te deja respirar entre la risa y el ingenio. Es simplemente Wilder. También seré breve porque está en mi lista. Haré énfasis sobre el guión, porque no se puede dejar de lado, de todas formas. Algunos rasgos recurrentes en el tipo de personajes que le gustan a Billy están presentes pero Jack Lemmon realmente se roba la pantalla. El planteo cómico de los gánsters, la femme fatale que es lujuriosa y fácil y se reconoce a sí misma como poco inteligente, hacen estallar de risa a todo el mundo.

Es del tipo de films que son en blanco y negro, pero no te importa, que sabés que todos los que están en pantalla se murieron hace siglos y no te importa. Sigue siendo actual y sigue siendo genial. La ves en colores y todos están vivos de nuevo, es el Disney wilderiano.

En 1960 y con Jack Lemmon nuevamente haría “El apartamento”, para muchos su obra cumbre. Cuenta la historia de un hombre que presta su departamento de soltero para que sus jefes se encuentren con alguna chica para divertirse una noche y que luego las dejan para irse con sus esposas. Todo esto funciona, hasta que él se enamora de una de ellas. Es tierna, es realista y está plagada de momentos inolvidables. Shirley MClaine es capaz y lo ha sido siempre, de robarse la escena cuando aparece en pantalla. Grandes comediantes ambos y una pareja que se queda grabada en la memoria.


Además, este film tiene la característica de que nada sobra en él, nada está de más. Te muestran que el vecino es médico para que después lo necesiten, te muestran el partido de cartas para que después se recupere el juego, lo mismo con la inmortal raqueta. Todo encaja perfecto, mostrándote que hay comedias románticas inteligentes.


En 1963 volvería a juntar a la pareja en Irma, la dulce. Qué grande que es McLaine en comedia porque como Irma y su sarcasmo está perfecta. La comedia se termina de asentar con Jack Lemmon y su despistado gendarme que decide enamorarse de esta prostituta y que se hace pasar por millonario para poder casarse con ella. No le sobra una coma y uno muere de risa.

Luego vinieron una serie de fracasos, hasta que volvió al ruedo con “En Bandeja de plata” en 1966. Retomando a su estilo de transformar aspectos dramáticos en cómicos, hace una radiografía que la puedo comparar con la muy posterior e igualmente genial “Belleza Americana”. La radiografía de la sociedad americana aparece frente a ella y pegándole un sopapo en la cara. Los roles principales a cargo de los increíbles Jack Lemmon y Walter Mathau que son uno de los mayores ganchos. Desde “La extraña pareja” que venían explotando esa química que en pantalla es reacción absoluta.

Luego la crítica y la audiencia le dieron la espalda tanto en la muy menospreciada Sherlock Holmes como en Avanti que no merece ni tanta crítica ni tanto elogio.


Su retorno al éxito fue con Primera Plana en 1974 y el último de su carrera. Esta fantástica historia de enredos te hace morir de risa con Lemmon y Mathau nuevamente en ese tira y afloje. Hacen otra vez que al final, la realidad te demuestre lo vil que es el ser humano y cómo somos nosotros los que nos limitamos. Cómo le construye la cama al final de la historia y lo va enmarañando te hace sentir impotente. Ahí estaba la genialidad de Wilder: el cinismo demostraba todo lo que no te animabas a ver.

Pero hay una lista interminable. Está Sabrina con Audrey Hepbrum, está Fédora que intenta ser una crítica como lo fuera Sunset Boulevard y está la cruel realidad que se te presenta al final: a todos nos gusta reírnos pero no a consta de nosotros mismos. La crítica y la sociedad americana le dieron la espalda y su última película, Buddy Buddy, fue en el año 1981. Cuando murió en el 2002, los canales no paraban de pasar sus films, todos hoy reconocimos como grandes. Pero el gran Billy ya no está y se nota en la falta de buenos comediantes.

Algunos rasgos de su cine:
  • Personajes cínicos y de moral supuestamente confusa.
  • Utilización del disfraz marcando la superficialidad y que hay algo que se va a destapar en determinado momento. Juego de apariencias.
  • Cierta misoginia: la mujer es tonta y se reconoce como tal.
  • Siempre hay un escape de alguna amenaza para el personaje, que casi siempre es una razón turbia.
  • La mayoría son seres miserables, un poco patéticos.
  • Ambientes urbanos y la problemática también lo es.
  • Mezcla de géneros, no se avoca sólo al drama, la comedia o el cine negro.
  • Finales con acciones truncadas, deja que el espectador termine la historia como le parece.

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